Crees en los ángeles? III

hola mis amores... lo siento si la entrada anterioir no dije ni hola. estaba muy apurada y tenia el cap hecho, entonces lo queria poner pero me tenia que ir.. y.. y... ah!!! ya saben... lo siento.. les aviso que esta semana no estare muy seguido por aqui, por que la profesora. (dsdsdsdsadfgdhjdyf) nos dijo que teniamos que hacer un trabajo en un afiche y no tenemos que poner a trabajar... y bueh....

espero que les guste el cap.. comenten, y siganme.  besososoosos ♥ !!!!! 


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Cap. 3: ¿te creo o no?

-¿Por qué no te puede ver la gente? ¿Por que estabas con la niña muerta? ¿Por qué llegaste antes que yo? Y ¿Quién sos?

-de a una- dije sonriendo.

Estábamos sentados en mi sillón. Antes en la calle, después de mirarnos por un tiempo lo invite a mi casa. Y acepto. Pero con una condición, responder a todas sus preguntas. Y aquí estamos. El en un rincón del sillón apoyado contra el respaldo de este, mirándome de arriba a abajo, escaneando todo mi cuerpo, como si fuera una criatura rara. Bueno, en algún sentido lo soy.

-¿Por qué la gente no te puede ver y yo sí?-

-soy invisible ante la gente, tu eres gente, no sé por qué me ves. Esa también en mi duda.

-¿Por qué estaba en tu cuarto una niña que acaba de morir por el corazón?

-eso tampoco lo sé. Lo que si es que estaba sentada en el sillón y tocaron la puerta y ahí estaba ella. No se acordaba de nadie, ni de ella, no sabía cómo había llegado acá. Ya se debe de haber ido.

-¿Por qué llegaste antes que yo? ¿Cómo hiciste para tomar un atajo si no sabias en qué dirección iba?

-no me viste pero venia volando.

-¿con esas cosa?

-pareces un nenito de 5 años. Estas cosas se llaman alas. ALAS sirven para volar, planear o como plumero.- rio, la primera sonrisa desde que llego- te hice sacar una sonrisa- sonreír y de inmediato borro esa sonrisa que dejaba ver sus dientes.

 -la ultima.- dijo dejando de mirarme y miro hacia su alrededor.- ¿Qué eres?- pregunto. Un silencio invadió el departamento otra vez. Que le respondo. Tiene que ser la verdad, si le digo cualquier cosa se la creerá y después le dolerá más si se entera que le mentí. Otra vez

-digamos que un ángel. – sonreí

-pero los ángeles son niñitos desnudos y con alitas chiquitas o algo así.

Reí ante su conclusión.

-eso es en las películas como Hércules, emmm y cualquier cosa menos como somos. Así es como cree la gente que somos. Pero nunca nos han visto así que inventaron una forma que ha quedado en el tiempo con el nombre de “ángel” ahora todos creen que si dicen ángel le vendrá a la mente eso y dirá “ah yo sé cómo es un ángel” y le mentira a más gente... los ángeles somos humanos, respiramos, crecemos, comemos, todo, eso sí, no dormimos, ni comemos, no tenemos frio, y tenemos algún don y alas.- dije subiendo los hombros.

-¿y también existen demonios?

-emmm- dude, ¿se lo digo o no?- nunca me he topado con uno, pero mi papa sí. Esta muy mal por causa de uno.

-¿tiene nombre?- pregunto alzando las cejas quedando más tierno aun

-Lucifer, es el demonio mas tenido por todos mis hermanos.

-¿Lucifer? ¿El rojo con cola, y cuernos, con el tridente y eso?

-no. Ya te dije que la gente inventa. Borra todo lo que tenes en la cabeza de ángeles y demonios y Satán todo eso es falso

-¿y cómo te creo?

-¿me ves?

-si

-¿viste mis alas?

-si

-¿Qué mas necesitas?

-no lo sé. Mira te lo pongo así.  Vas a la casa de un chico, al rato te enteras que vuela, tiene alas, se comunica con muertos y es un ángel. ¿Le creerías?

-tienes razón. Pero ya te he contado todo lo que puedo contar para que confíes. No sé… -lo mire con cada de psicópata- tengo una idea- dije levantándome. – ¿Me acompañas?- le pregunte extendiéndole mi mano para ayudarlo a levantarse.

Sujeto mi mano y lo lleve al lugar que más me gusta de esta ciudad.

       ♫    ♪    ♫

Después de caminar por qué no podíamos meternos en un taxi. Primero llegamos a la esquina en donde deje mi abrigo y me lo puse. Y pregunto

-¿no era que los ángeles no tenían frio?

-sí. Pero me lo puse para que nadie me vea las alas

-pero nadie te puede ver.- dijo

-ahora todos me ven. Ya no estás hablando solo – reímos.

Seguimos caminando. Y caminando. Y llegamos al destino final.

-¿Qué es esto?- pregunto mirando las puertas enrejadas del cementerio.- ¿me trajiste al cementerio? – dijo espantado.

-dale, no seas gruñón, todavía no hemos llegado. – lo tome de la mano y seguimos caminando 

adentrándonos en el cementerio. Lapidas, lo único que se veía.

-cuanto falta me duelen los pies.- se quejo.

-si quieres te llevo volando- dije sonriendo. El solo se limito a abrir los ojos y pararse en seco.

-¿me podrías llevar?

-si claro. Puedo llevar hasta como 90 kilos. – dije toda orgullosa.

Abrí mis alas otra vez. Pero primero me fije si no había nadie y luego Niall subió a mi espalda. Agarrándose de mi cuello.

-esto es raro.- dijo al oído. Wow su voz es muy sexy. Me puso la piel de gallina. Nunca se me había puesto la piel de gallina. Esto sí es raro. La voz en mi oreja me saco de mis pensamientos.- yo te tendría que llevara a cuestas a ti. No al revés. –rio

-bueno. Que se le va a hacer. En otra ocasión me llevaras tu a cuestas, esta vez me toco a mi.- dije sonriendo.

Llegamos.

-¿un bosque?- arqueo una ceja.

-lo que veremos esta dentro de este bosque.- dije adentrándome en el bosque.- creo- susurre.

-como que creo. ¿Estás segura que vamos a donde quieres ir? ¿O me estas secuestrando? – dijo en un tono burlón y gracioso

-no, no te estoy secuestrando. Y diciéndolo así, no se a donde vamos- dije caminado. Sentí cuando paró en seco.

 -¿a dónde vamos? Y no me metas con el confía en mí, porque no te creeré y no voy a confiar en vos.

-hey. En cerio.- dije acercándome a él.- ¿te digo algo?

-adelante.

-nosotros no podemos mentir. Si lo hacemos una pluma se cae. Si se caen muchas no podemos volar. Y muchos no saben caminar, nunca lo han hecho. Y si no caminan no pueden hacer las cosas. Y secan en donde cayeron y mueren en donde cayeron. Así se extinguirían todos los ángeles y no podremos hacer nada el respecto. Las plumas no crecen. Las ganas.

-¿Cómo que las ganan?

-sí, hay que hacer actos “buenos” por darles un nombre para ganar las plumas. Mientras más actos haces más plumas ganas. Yo hice bastantes actos.- sonreímos.

-¿y se te han caído plumas?- cuestiono

-emmm sí.

-¿Cuántas?

-hay que preguntón. – Dije riéndome y conteste- una, cuando te dije que me llamaba dan.- dije y saque del bolsillo del abrigo la gigantesca pluma blanca- toma. Te la regalo.- se la extendí y la acepto con una sonrisa de oreja a oreja.

-es gigante-  sonrió- y pesa- reí- dale vamos. Llévame

-¿en cerio confías en mi?

-sí. Ya me enseñaste que si mentís se te caen las plumas, por eso como no se te ha caído una hasta ahora e que puedo confiar en ti-

-que bueno.- dije extendiendo mis manos- ¿vamos?- el tomo mis manos y lo lleve hasta el lugar que se supone que tiene que estar allí. Se supone.

Caminamos como unos 2 kilómetros hasta llegar a una cabañita en el medio de la nada. Estaba hecha pedazos, no tenia vidrios, y la puerta estaba partida a la mitad. Adentro los yuyos habían invadido todo el terreno. Hasta en el techo nacían pequeñas plantitas.

-¿aquí se supone que es el lugar?

-si.- dije con n poco de miedo. Subí las escaleras. No había nada. Era extraño siempre había gente.

Un grito salió de mi boca, haciendo que Niall subiera las escaleras tan rápido como sus piernas les dieran.

-¿qué es eso?- dijo acercándose a mí.

-es una red. Y tiene sangre por favor sácame de aquí.- rogué agarrándome de las sogas que formaban la red. Esta me quemo las manos haciendo que me queje de nuevo. – apúrate.

-sí, ya voy. Tenía una cuchilla en algún lado- empezó a hurgar en todos los bolsillos que tenia. Caminando se tropezó y se agarro de un mueble. El cual activo el movimiento de varios objetos en forma de domino. El último hizo sonar una sirena. Esto tiene mal aspecto.

-¡apúrate! – grite.

-ya la encontré- dijo acercándose a mí y empezando a cortar parte de la soga. Esta para mayor diversión era un poco menor del tamaño de mi mano. Esto tomara varios minutos y solo tenemos segundos.

Una vez cortada la soga, y fue rápido, más de lo que esperaba, caí al suelo. Y unas voces de la planta baja se escucharon

Una vez levantada, mi vista cayó en los ojos completamente negros de las personas que entraron.

-¡Melanie!- dijo el que estaba al frente de todo. Rafael. – que gusto verte de nuevo. Y tú amigo, ¿Quién es? 

– dijo acercándose, por mi me fui para atrás.

-¿Qué le hiciste a George? – mi voz sonaba aguda. Tenía miedo.

-a nada. Solamente le saque un poco de información. Ya sabes, y un poco de piel que le sobraba. – eso me dio más miedo, Rafael es capaz de cortarme las alas, y sacarme los ojos con una cuchara y no se le mueve un pelo. Es el hermano de Lucifer, un ángel caído por así decirlo, que se pasó al lado malo, cuando lo echaron del cielo.

-ahora te quiero presentar a unos amigos míos- dijo con picardía en su voz, haciéndose a un lado para “presentar a sus amigos” esos amigos eran personas, eran porque demonios invadieron su cuerpo despojando al alma del humano a su cerebro, el humano no puede hacer nada, solo observar. – bueno, ella es Lily. La bibliotecaria de la biblioteca san Antonio. Y ella es Marian la…

-…la cocinera del colegio secundario- dijo Niall observando con terror y pánico la escena.

-emmm, tu chico es listo.- se acerco a Niall este solo se hiso una roca al contacto de Rafael. – me gustaría tener uno así. Y no tardare en conseguirlo- desvió la mirada hacia la mía. Capte su indirecta.

-me alegro, pero no te lo llevaras. Nunca – dije subiendo el tono de voz, me estoy enojando.

-¿a no, quien me lo va a impedir? ¿Tu? ¿Dios? Nadie.- lo agarro del brazo pero lo soltó al sentir que se quemaba su piel. –

-el agua bendita puede ser una opción. – me acerque a Niall y lo aleje de él.

-no te irás muy lejos. Hay 30 de los míos afuera, esperando para que salgas huyendo y te atrapen.

Piensa. ¿Qué harás? tengo una idea. No sé si será la mejor, pero nos iremos de aquí. Me lastimara pero estaremos a salvo. Extendí las manos hacia Niall. El miraba sin confiar, estaba asustado, no sabía qué hacer.

-¿confías?- susurre y asintió agarrando mis manos.

-¿que estas haci...?

Se escucho, y luego desaparecimos de allí.